jueves, 4 de julio de 2013

Remembrando

REMEMBRANZAS


Ayer mientras trabajaba en la forma de escribir algo para compartir con ustedes, me encontré en el MSN con un amigo que tengo desde hace un año el cual me saludó y me dijo que estaba un poco nostálgico. Al preguntarle el motivo que lo hacía sentirse así,  me respondió que justo en esta fecha (14 de Diciembre de 2006) cumplía un año de tener a Avi, su perrita guía; que dicho sea de paso es la hermana de Ofír, la mía; eso me hizo recordar que un mes atrás yo había completado también un año de tener la compañía y guía de mi perrita y fue entonces cuando decidí escribir y contarles mas o menos de las experiencias que he tenido con ella desde que llegó a mi vida.


En Octubre del año pasado fui a Bogotá,  la capital de mi país, Colombia, para iniciar el camino definitivo  de lo que sería el cumplimiento de un gran sueño que tenía desde hace diez años atrás, el temor y la duda de no conocer la ciudad y de enfrentarme a una gran mole de cemento como ella, me hacía pensar que tenía que ser fuerte y muy seguro de mi para poder adaptarme a las seis semanas que vendrían, ¿se imaginan cuan asustado podría estar en esos momentos? Pero en fin,  el deseo de lograrlo fue mayor y a los dos días de llegar allá ya estaba andando en buses y en el sistema de transporte masivo de la ciudad que por cierto era totalmente nuevo para mi, el ver que las personas al verme con mi bastón me ofrecían su ayuda y que a decir  verdad,  la cosa no parecía ser tan difícil como pensaba,  me hizo tomar confianza y poco a poco salía con mas seguridad a donde quiera que deseara ir.

Conocer a Ofír en la FUNDACIÓN VISHNÚ DEL CIPRÉS el primer día que llegué al proceso de empalme fue algo que aún no olvido pero que no puedo describirles, era algo entre felicidad, temor, sueños, tristeza por no poder compartir esto con mis seres queridos, pero al fin algo grande y mágico, ella desde un comienzo me olfateaba, me lamía, me daba la mano y también recibía mis caricias con gusto. Poco a poco fuimos estableciendo lazos muy estrechos que se complementaban con el trabajo y el aprendizaje constante de lo que ella podía hacer por mi en las calles y de cómo debía entenderla y de algún modo escucharla para así garantizar que cuando nos enfrentáramos a la realidad del diario vivir las cosas resultaran totalmente seguras para ella y para mi, así como muy, pero muy gratificantes para los dos


Las semanas fueron pasando lentamente y el trabajo cada vez se dejaba ver mas seguro, las amistades ganadas de los demás invidentes que como yo estaban allí en este proceso, el mejor dominio de la ciudad y las nuevas experiencias llenaban mi alma de placer y satisfacción a la espera del tan anhelado día de la ceremonia de entrega de quienes a partir de ese momento se convertirían en las mejores amigas de cada uno de los que allí estábamos. 

Y por fin el 11 de Noviembre del 2005, en una gran ceremonia llena de emociones, de ilusiones y de reconocimientos a quienes hasta ese momento habían y seguirían apoyándonos en el camino que emprenderíamos con nuestras nuevas compañías, llegó Ofír a mi vida, las lágrimas y la voz entrecortada fueron la orden del día para mi, el deseo de llegar pronto a casa,  en compañía de mi perrita a encontrarme con mi familia era cada vez mas fuerte.

Ya en mi ciudad el 14 de Noviembre de 2005,  iniciamos en compañía de Ofír y el entrenador de ella,  los recorridos de reconocimiento y de adaptación al medio, el ver la forma como ella se acomodaba para hacerme saber qué estaba pasando en el camino, era sorprendente, uno que otro accidente menor me ocurrió,  causado sobre todo,  por mi aún mal infundada desconfianza a entregarme y a creer en lo que mi perrita podría hacer por mí. Ocurrieron sin consecuencia alguna para ninguno de los dos, el enfrentarse a la forma como las personas me veían en la calle con mi perrita ya que en mi ciudad para ese momento era el segundo invidente con lazarillo, darme cuenta qué tan complicado podría resultar cruzar una calle cuando los autos, motos, bicicletas o buses no respetan al peatón y pasan en rojo el semáforo, iniciar con la verdadera tarea  de mostrar, explicar y sensibilizar a cuantas mas personas pudiera, para que entendieran lo que Ofír hace y qué tanto está amparada por la ley para poder trasladarse en medios de transporte público o entrar a lugares como centros comerciales, supermercados, clínicas, oficinas, edificios, etc, fueron las distintas situaciones que se nos iban presentando diariamente.

Los meses de este año fueron pasando y cada vez,  Ofír y yo nos compaginábamos mas, ya los lazos se notan mucho mas estrechos y eso se deja ver en la forma como trabajamos en nuestros desplazamientos en las calles, con ella hemos visitado centros comerciales, restaurantes, clínicas, funerarias, teatros, hemos asistido a talleres, seminarios, conferencias, hemos participado en programas de televisión local y regional, hemos ido al trabajo, a reuniones familiares o con amigos, hemos viajado a otras poblaciones o ciudades ya sea en bus intermunicipal o en avión según la necesidad, en fin a todo aquello a donde yo haya requerido ir. Tal vez se pregunten la razón por la que menciono las actividades que he realizado en compañía de mi perrita lazarillo y la respuesta simplemente es que al ser nueva para la ciudad de Cali y en  general para todo el país, la imagen de un invidente con su perro de asistencia, aún lo que nosotros hacemos es de algún modo educar a la comunidad en este aspecto.

Pienso entonces que respecto a mi experiencia con Ofír tendría mucho que contarles ya que como pueden ver y por fortuna he podido hacer de todo un poco en su compañía, pero eso lo iremos hablando posteriormente en escritos que compartiré con ustedes y que al igual que éste, espero sean de su agrado y que aporten un granito de arena en términos de proporcionarles  algunos datos de la vida de una persona con discapacidad visual que cuenta con la ayuda de una perrita guía como la que yo gracias a Dios tengo, así como también  espero que mas personas con situación similar a la mía en su aspecto físico, ya sea por ser baja visión o por ser invidentes; decidan asumir la experiencia de andar con sus lazarillos, ya que si bien la Fundación Vishnú Del Ciprés, está haciendo una gran tarea, insólitamente no todas las personas que podrían beneficiarse con este servicio consideran que la opción de tener una perrita puede ser realmente interesante, no se si por el compromiso hacia el animalito como tal o por no querer comprometerse con la tarea que hasta el momento 24 usuarios hemos emprendido desde la asignación de la primera perrita hace ya 4 años, pero eso será objeto de otro tema a compartiros.

Por lo pronto doy por terminado esta primer a parte de una serie de escritos y espero de ustedes sus comentarios y dudas al respecto del contenido del mismo.


Hernán Andrés Villegas Ángel.
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